"Siempre es un alivio que mis personajes puedan darse el lujo de enloquecer por mí"
(Javier Miranda-Luque)
(VAN GOGH INTERVENIDO ES UNA IMAGEN DE KNIGHT POTTER)
"Debemos reconsiderarlo todo. El tedio opera prodigios" (Cioran)
Esta cibernovela se encuentra participando en 2008 CULTURAS, peculiar net-convocatoria plurimediática, auspiciada por el Ministerio de Cultura de España. Se trata de una vasta exposición virtual a la que se puede acceder pulsando AQUÍ. ©MALDITA WEB es la pieza número 741.

lunes, 1 de octubre de 2007

CAPÍTULO 1

Henry, Rosa y todos los demás

-Henry dice: ¿Le haces honor a tu nombre?

-Rosa dice: Claro que sí, pero soy una flor más extraña y espinosa.

-Henry dice: ¿Extraña como?

-Rosa dice: No te alarmes, soy extraña por interesante.

-Henry dice: Ah, vale.

-Rosa dice: ¿Y tú?

-Henry dice: Yo también soy interesante.

-Rosa dice: No me esperaba menos, Enrique.

-Henry dice: Henry.

-Rosa dice: Con que anglófilo...

-Henry dice: Pues un poco, ¿acaso tú no, Rose?

-Rosa dice: Rose un coño, Rosa y a mucha honra. ¿Vale?

-Henry dice: ¿Malhumorada?

-Rosa dice: Tu madre!

-Henry dice: Mi mamá, bien gracias y la tuya?

-Rosa dice: Vale!

-Henry dice: Venga, va, tía, pa’ que veas que también manejo tu léxico, Rosa de Spain.

-Rosa dice: Hostia, tío, que esa Rosa me cae muy gorda.

-Henry dice: ¿Y esta otra, a ver? Ay, Rosa, rosa, tan maravillosa, como flor hermosa, como blanca diosa...

-Rosa dice: Jolines, pero si esa canción la cantaba mi madre, ¿eres un viejo?

-Henry dice: Rosita, soy un adúltero contemporáneo, como dicen en mi trabajo, pero de sabiduría milenaria. Y esa canción es de Sandro, un mariconazo argentino que la popularizó por la década de los setenta.

-Rosa dice: Pues espero que seas un chaval, mira que webeando me he echado unos chascos que no te cuento.

-Henry dice: ¿Y quién no?

-Rosa dice: Cuéntame...

-Henry dice: Chascos, chascos, no, pero uno se huele que hay algo raro y que muchas veces la gente no es lo que dice ser, ¿no?

-Rosa dice: Pues hay algo de eso, Enriquito...¿y...Ana?

-Henry dice: Joder, Rosaleda, la vieja debes ser tú que escuchas a ese par de pavosos que eran Enrique y Ana.

-Rosa dice: ¿Pavosos? Explícame qué es eso.

-Henry dice: Pavosos se le dice en Venezuela a gente como mala onda, perdedores, lagartos, loosers dirían los gringos.

-Rosa dice: ¿Un plomo?

-Henry dice: Pues algo así. Entonces, dime tu edad.

-Rosa dice: Eres directo, ¿no, Quique? Y qué más quieres? ¿una foto?

-Henry dice: Pues no estaría mal, pero que no se te vea la dentadura postiza...

-Rosa dice: Ni las tetas caídas, eh, guapo.

-Henry dice: ¿las tienes caídas? Me decepcionas.

-Rosa dice: Tan caídas como tu polla.

-Henry dice: Gulp!

-Rosa dice: Recórcholis, Henry, vamos a enseriarnos o nos vamos a quedar desnudos y me parece muy pronto.

-Henry dice: Pero podrías mostrarme un pezón por lo menos ¿usas piercing?

-Rosa dice: Llevo uno de titanio en la lengua.

-Henry dice: Se me hace agua la boca.

-Rosa dice: ¿sólo la boca? Qué tío tan frío. ¿me enseñas la puntica?

-Henry dice: Luego me lo escaneo completo y te lo mando. Dame tu e-mail.

-Rosa dice: Quieto ahí, compañero, que todavía no has pasado la prueba para darte mi correo. Dos o tres sesiones más de chateo y ya veremos.

-Henry dice: Qué exigente, joder.

-Rosa dice: Tú los has dicho. Entonces, sedúceme. Hazte el interesante a ver si te ganas el privilegio de conocer mi...mmmmail.

-Henry dice: Espero que valga la pena, Rosa, golosa

-Rosa dice: Sabrosa

-Henry dice: Mentirosa

-Rosa dice: Imaginativa, exigente, pero no me faltes el respeto diciéndome mentirosa

-Henry dice: Sorry, Rosa.

-Rosa dice: Mira, henry, escondidos aquí en la red no podemos darnos el lujo de ser groseros ¿sabes? Eso jode las relaciones

-Henry dice: De acuerdo. Discúlpame. Pero es que las gallegas en mi país tienen fama de arrechas.

-Rosa dice: Y vuelves a empezar. Qué coño es arrecha?

-Henry dice: Brava, imponente, especial, con un par de cojones. También significa cabreada, de mala leche.

-Rosa dice: Especial eres tú, gilipollas. Entérate que los gallegos somos una fuerza creativa, laboral e industrial en todo el mundo y además vivimos en la región más hermosa de la península ibérica, con unas costas, unas comidas y unas mujeres que ya tú quisieras ver todos los días, ¿me oyes?

-Henry dice: A mí me encanta el lacon con grelos, sé quien fue Rosalía de Castro y hasta tuve una novia gallega.

-Rosa dice: ¿Y que le pasó a tu galleguita, te dejó con los crespos hechos?

-Henry dice: Mi galleguita se mudó de Caracas y no he vuelto a saber de ella.

-Rosa dice: A lo mejor se vino a Vigo, ¿la extrañas?

-Henry dice: A veces extraño a mi Carmiña, pero ya encontré sustituta.

-Rosa dice: Sustituta-prostituta la puta madre que te parió, pendón.

-Henry dice: Rosa, no te metas con mi difunta madre.

-Rosa dice: Perdona, siempre me olvido que en el protocolo de internet es mejor dejar a las madres fuera.

-Henry dice: Te perdono sólo si vas llenando el siguiente cuestionario. Edad. E-mail. Foto reciente. Sexo.

-Rosa dice: Sexo: mucho. ¿y tú?

-Henry dice: Grande, glande, también.

-Rosa dice: Respondes rápido y escribes bien. Buena señal.

-Henry dice: No me vas a hacer caer con elogios para que te responda que tengo educación superior y cuál es mi trabajo.

-Rosa dice: Touché. Reconozco que tienes nivel, a diferencia de los gamberros que una se encuentra en los salones de chateo.

-Henry dice: Digo igual.

-Rosa dice: Te propongo hacer un retrato hablado tuyo y tú me confirmas los datos que acierte. Te comprometes a hacerlo igual.

-Henry dice: Con la mano sobre mi corazón.

-Rosa dice: Cuidado donde tienes la mano.

-Henry dice: Sobre tu corazón.

-Rosa dice: El tuyo, capullo.

-Henry dice: Acepto. Yo, Henry León de Caracas, acepto a Rosa de Vigo y me comprometo a seducirla y hacerla disfrutar hasta que el orgasmo nos separe.

-Rosa dice: Venga. Te imagino, no sé, entre 30 y 35 años. Universitario, trabajando, algo solitario ¿voy bien?

-Henry dice: ♫ Mira como vas, mulata, buena pa’ adivinar, prosigue.

-Rosa dice: Eres pelinegro. Ojos oscuros. Usas lentes como Manolito Gafotas o Harry Potter. ¿si?

-Henry dice: Ahora me toca a mí, Rosa. Te visualizo de mediana estatura, con piel blanquísima, pero te sonrojas con frecuencia. Inteligente, informada. Te gusta leer. Creo que también usas lentes (los míos son de contacto). Eres la personificación moderna de Dulcinea del Toboso, pero en Vigo.

-Rosa dice: ¿Qué mas, qué más?

-Henry dice: Seguramente muchísimo más, pero suficiente por ahora. Guardemos algo para el postre.

-Rosa dice: Ese parlamento debería ser mío, devaluado Juan Tenorio.

-Henry dice: Ya, pero me emocioné y me metí en el personaje, mira que por algo vivo de escribir diálogos. Ups! Te estoy dando demasiada información en un mismo capítulo y faltan muchos otros, todavía...

-Rosa dice: Henrydalgo de la mancha o de la cancha o de la lancha, no sé, ¿cómo qué te metiste en el personaje!

-Henry dice: Esteeeee. Estée Lauder es una buena marca de cosméticos, ¿no?, Rosita. No vayas a pensar lo que no es. No saques conclusiones apresuradas. No te desconectes y déjame explicarte.

-Rosa dice: Vale. Aprovecha la oportunidad o pierdes contacto conmigo, por lo menos bajo esta “personalidad”, mira que me parece que tú estás predestinado a extraviar galleguitas. Y además, ¿cómo puedes estar seguro de que yo no soy ella, tu carmiña caraqueña, te fijaste que rima y todo?

-Henry dice: Eres peor que yo, Corín Tellado, Delia Fiallo de la internet. Me asustas. Me pongo el condón y me quito el sombrero.

-Rosa dice: Siempre tienes que cagar la jaula de tu ingenio con una obscenidad. Vosotros pensáis con la polla. Colgando, boca abajo, allí reside tu cerebro.

-Henry dice: No siempre cuelga.

-Rosa dice: Eso espero. Cuéntame.

-Henry dice: Tú primero.

-Rosa dice: ¿Quieres que te lo muestre yo primero?

-Henry dice: ¿Por qué ustedes los españoles le cambian el sexo a los genitales?

-Rosa dice: ¿Qué dices?

-Henry dice: Que tu gente le dice polla al pene, en femenino y coño a la vagina, en masculino, cuando debería ser al revés. El miembro del hombre debe ser masculino y el de la mujer femenino. ¿No crees?

-Rosa dice: Nunca había pensado en ello. Puede ser. ¿Cómo le dicen ustedes allá en ultramar?

-Henry dice: Aquí, en el nuevo mundo, le decimos huevo, palo, cabezón, junior, camarada, ginecólogo, el lechero, calvito, taladro, el minero, encapuchado, bicho, cañón contigo, sacasangre, punta de lanza, tolete y encapuchado al pene y cuchara, totona, catalina, diabla, melcocha, la prometida, sedienta, hambreada, sacapuntas, bicharanga, araña, la caníbal, suda-quesuda, miss roquefort, todo-lo-puede, la amansapalos, papaya, lechoza, sangrona, invertebrada, pepita y caverna, a tu entrepierna. Aunque es justo reconocer, contrariando mi tesis, que a él también lo llaman pinga, verga y paella, en femenino y, a ella, chocho, bollo, infiernito y calamar, en masculino. Si nos letramos, escribiríamos falo y hendidura, cíclope y sonrisa vertical, cefáleo y génesis. Vox populi: palo, machete, manguera, oleoducto, tubería, estaca, cabilla y bate (apelativos de él); tragaleches, desdentada, otroslabios, peluche, carne cruda, sushi y mojarra (alias de ella). English spoken? Pues, cock & pussy, dick & marylin, and I have just to say that I don’t know anything else about it.

-Rosa dice: Abrumadora toda esa genitalidad nominal, pero yo me quedo con mi polla y mi coño o mi “conejo, felpudo”. Y las expresiones gallegas que no te pienso confiar, todavía, hasta que te nacionalices en Vigo.

-Henry dice: Cuestión de costumbre. Pero, si quieres, yo acepto gustoso comerme tu “bugs bunny”, aquí en Caracas o allá en en tu Vigoño.

-Rosa dice: y...¿si yo tuviese una polla?

-Henry dice: Para polla, la mía.

-Rosa dice: No te cierres, Henry o...¿Enriqueta?

-Henry dice: Ese juego, Rose-ndo, yo no lo juego. Me aburren los trasvestis.

-Rosa dice: Me encanta cómo se asustan los tíos, cada vez que sugiero este juego.

-Henry dice: O sea que lo haces a menudo. Con otros.

-Rosa dice: Pues sí, ¿y tú no?

-Henry dice: También, pero a mi manera. No me cambio de sexo.

-Rosa dice: No te asustes, yo tampoco, al menos no ahora y aquí, contigo.

-Henry dice: ¿Y cuándo lo has hecho?

-Rosa dice: Con otra tía, una que estaba cachonda y se masturbaba webeando en la web.

-Henry dice: Interesante, kinky. Cuéntamelo.

-Rosa dice: Nada. Me metí tarde una noche en un chat y allí conocí a Lucía, rubia, tetona, cachonda, se describía, así que yo me inventé a un tío que se llamaba Hans, musculoso y con una polla gigante y nos pusimos a fantasear lo que haríamos.

-Henry dice: ¿Te excitaste?

-Rosa dice: ¿Quieres saber si me mojé y me puse cachonda?

-Henry dice: ¿Te pusiste?

-Rosa dice: Noooo. Me divertí muchísimo inventando cosas extrañas y cuando la tía estaba desatadísima, me desconecté, dejándola con las ganas.

-Henry dice: Eso no se hace, mi ilustre desconocida. Primera regla del sexo en la red.

-Rosa dice: Pues yo me sentí muy bien dejándola así. ¿A ti no te ha pasado?

-Henry dice: ¿Dejar a una chica así, a punto de caramelo?

-Rosa dice: Sí, o a un macho ¿nunca has dejado a alguien así?

-Henry dice: ¿Con las ganas?

-Rosa dice: Sí, con las ganas, a punto de explotar y nada.

-Henry dice: No.

-Rosa dice: ¿Y a ti no te han dejado así?

-Henry dice: No.

-Rosa dice: Hipócrita, mentiroso. Esos monosílabos me hacen sospechar que te quedaste sin palabras, tú, el...¿dialoguista?

-Henry dice: Sí, yo, el guionista, que ya se está aburriendo. Segundo mandamiento de internet: “no aburrirás”

-Rosa dice: ¿Y el primero?

-Henry dice: “No insultarás”

-Rosa dice: ¿tercero?

-Henry dice: No mentirás.

-Rosa dice: Eso no es posible en internet, compañero.

-Henry dice: Es verdad, me agarraste.

-Rosa dice: La gente que chatea, nosotros pues, para decirlo en primera persona e incluirme, somos una nueva raza de mentirosos, de “pretenders”, para que veas que los gallegos también podemos aprender algunas palabras de inglés.

-Henry dice: Sigue, Rosa, sigue, que eres la mejor contertulia (¿se podrá decir así?) que he tenido en la red.

-Rosa dice: Hombre, gracias!

-Henry dice: Las que te adornan (espero, guapa).

-Rosa dice: Que sí, que soy una tía y te voy a hacer un strip-tease, sin foto todavía, para que te convenzas y sigo con mi discursillo intelectual, que por ahí es que me has ganado, ¿quién lo diría de un hispanoamericano?

-Henry dice: ¿Cierro los ojos?

-Rosa dice: Ponte cómodo, no te desnudes, por favor, todavía, y mira. Soy una tía, gallega, de Vigo. Me llamo Rosa. Tengo 32 años. Me parezco a Dulcinea en lo rolliza, pero nada de romántica ni enamorada. Soy miope y no pienso operarme. Bajita, con piernas de gallega, pero sin barriga, a pesar del queso manchego, el pata negra, los mariscos y los garbanzos. Odio el caldo gallego. Soy maestra y estoy en paro desde hace meses. Como la mayoría de mis amigas y buena parte de mi generación, estoy soltera y vivo con mis padres y hermanos. Tengo un ligue. Mato el tiempo metida en internet. Ahora te toca a ti, listillo, uno de mis mejores “web-partners”.

-Henry dice: Uff, Rosa. Soy, efectivamente, Henry de Caracas. Vivo solo en un apartamentico mínimo, con mi perro Harry. Bordeo los 40. Estoy divorciado de Alicia y tengo una hija, Jessica, a la que veo cada dos fines de semana. Aquí en el trópico algunas cosas pasan más rápido. Otras ocurren en cámara lenta o nunca llegan. Tercer mundo, dicen. Y sí, trabajo como guionista y escribidor de cualquier cosa para una planta de televisión. Mírame bien ahora y aquí, porque nunca me he desnudado tan desnudo ante nadie, ni ante el espejo que evito, ni ante mí.

-Rosa dice: Honor que me haces, majo.

-Henry dice: Y ahora creo que me merezco la disertación sobre internet.

-Rosa dice: Te la has ganado, bonito. Pues, nada, Henry, que en la red (y perdóname que me interrumpa ahora para decirte cómo me impresiona, de verdad, y no te lo tomes a mal, esa manía o hábito, para decirlo más suave, que tenéis los hispanoamericanos, debe ser por la cercanía con Norteamérica, por las palabras y los nombres anglófonos. Es decir, ¿por qué Henry y no Enrique, Frank y no Francisco, Mary en vez de María, Ann y no Ana?

-Henry dice: Pues, así como yo te planteé lo del sexo y los apelativos masculinos o femeninos, me imagino que es igual. Mis padres son venezolanos de padres criollos y hasta allí conozco el árbol genealógico. Nunca me ha interesado demasiado, pero quien quita que haya algún ancestro ¿británico?. Cuando todo en tu entorno es de una forma, pues uno, simplemente, no le presta atención y creo que eso me ocurre con los nombres propios. Ahora, tú tienes razón. Yo, a mi hija, le puse Jessica, apelativo “anglo”. Muchos otros compatriotas míos lo hacen con mayor o menor éxito, incorporando, también, nombres italianos: Giovanni, Enzo, Rosatella. Ahora, nueva amiga, sigue con tu “rollo” de la red.

-Rosa dice: Tú mismo manejas un léxico castizo bastante actualizado.

-Henry dice: Leo “El País”, edición digital y veo mucha Televisión Española.

-Rosa dice: Sigo desenrollando la madeja de la red. Cuando uno escribe, no da la cara. Esto es un ejercicio epistolar. Y se puede mentir o fantasear, imaginar lo que tú quieras y jugar. Jugar a ser otro. Otra. Otros.

-Henry dice: ¿Es una orgía?

-Rosa dice: Venga, sí! Pero una orgía de palabras, de mentirillas blancas o grises, pecados veniales, de deseos, de proyección de tu personalidad, de lo que quieres o pretendes ser.

-Henry dice: ¿Un juego de rol?

-Rosa dice: No me plagies mis argumentos. Sí, un juego de rol entre adultos.

-Henry dice: Para adultos adulterados.

-Rosa dice: Para adultos que se aburren de sus vidas, de sus responsabilidades adultas y que quieren volver a jugar con un montón de nuevos compañeros de juego que los esperan, día tras día, en la red.

-Henry dice: ¿Cómo el hombre araña?

-Rosa dice: Ese Peter Parker es un mariposón ¡!

-Henry dice: Y...¿somos un fraude, como personas, quienes usamos así internet?

-Rosa dice: Uy, qué fuerte

-Henry dice: Mea culpa. Mentimos. ¿Nos mentimos?

-Rosa dice: No metas a Freud en esto. Yo creo que apenas nos disfrazamos quienes nos metemos en la red.

-Henry dice: El carnaval de Venecia.

-Rosa dice: O el de Río. Fíjate una vez más, qué curioso, como cada uno de nosotros refiere lo que nos queda más lejos, lo que menos nos pertenece. Yo, aquí en Europa, hablo del carnaval de Río y ya estoy escuchando la samba y saboreo una caipiriña imaginaria (lo que tengo es vermú a mi lado). Tú, en Sudamérica, te vienes mentalmente a Venecia.

-Henry dice: Para mí el carnaval de Venecia es un fetiche de erotismo civilizado, elitesco y desenfrenado. Cultura y fluidos corporales.

-Rosa dice: Para mí, la samba y el sexo tienen el mismo ritmo.

-Henry dice: Internet, entonces, es la nueva escapatoria, la nueva ficción, un nuevo género literario.

-Rosa dice: Una nueva literatura que se escribe al instante.

-Henry dice: Como un contrapunteo, tecleando aquí y rebotando allá.

-Rosa dice: Un juego de ping-pong a cuatro manos.

-Henry dice: 20 dedos.

-Rosa dice: Se me acabó el vermú. Y tú qué tomas?

-Henry dice: Me encanta como ustedes castellanizan todo. Vermouth es vermú. Carnet es carné y además dicen vídeo, así, acentuado en la letra “í”. ¿Cuándo te visito?

-Rosa dice: Cuando gustes. Sólo avísame con algo de tiempo para poder atenderte y ser la anfitriona que te mereces. Henry ¿sigues allí?

-Henry dice: Perdona, fui “a” por una cerveza. Aquí hace un calor del carajo.

-Rosa dice: Chin chin.

-Henry dice: A tu salud. Renueva tu trago.

-Rosa dice: Listo.

-Henry dice: Volvamos al tema. Recapitulo. Internet es un juego virtual, para adultos que intentan recuperar la vieja costumbre lúdica de ser otro. Por tanto es un juego de roles, una proyección de lo que queremos ser y no somos.

-Rosa dice: Vamos, no te pongas tan serio. Es un juego, pero que se toma y se deja cuando tú quieras. Es un carnaval, una fiesta de disfraces. También es actuación.

-Henry dice: O sea que puede ser también el nuevo teatro, la nueva dramaturgia donde tú mismo vas creando tu personaje, a tu medida, a o la medida del argumento que te va suministrando tu compañero de juego. Internet es un escenario vastísimo.

-Rosa dice: Cómo intelectualizas, tío ¡!

-Henry dice: Desviación académica de cuando daba clases en la escuela de letras. Ahora, Rosa, en serio, ¿y cómo te asumes durante y después de webear y relacionarte con otras personas, no te sientes algo así como infiel, como que estás estafando a otros, engañándolos?

-Rosa dice: Hostia, Henry, cuando estoy en la red, estoy jugando. No estoy enamorando a nadie, ni follándome a nadie, ni robándolo, ni estafándolo, ni citándome en algún lugar lejano con nadie. No estoy ni siquiera engañándolo. Apenas estoy jugando, Henry. Jugando. Actuando. Siendo otra. Ofreciendo un show gratuito.

-Henry dice: Ahora también?

-Rosa dice: No jodas, tío, pareces un marido celoso interrogando a la esposa infiel.

-Henry dice: ¿Torquemada?

-Rosa dice: Nada menos!

-Henry dice: Te entiendo.

-Rosa dice: No estoy segura.

-Henry dice: Es que me culpabilizo.

-Rosa dice: ¿De qué coño?

-Henry dice: De la forma en que yo usufructo a la gente con quienes me contacto.

-Rosa dice: ¿Los vampirizas, los asustas con retratos tuyos?

-Henry dice: Peor. Los puteo. Los uso para mi trabajo.

-Rosa dice: ¿A mí también?

-Henry dice: Al principio, sí. Ahora ya no.

-Rosa dice: ¿Y cómo lo haces?

-Henry dice: Pues me robo los diálogos para mis guiones. O me creo personajes, masculinos y femeninos, y los someto a pruebas de credibilidad y fluidez narrativa, haciéndolos chatear con mis víctimas de la red. A ver si los convenzo. A ver si “pasan” como personas reales y creíbles, de verdad-verdad, de carne y hueso.

-Rosa dice: Hablas como la viuda negra, el verdugo atormentado por la voz de su conciencia, la puta arrepentida, ¿te confiesas semanalmente, vas a misa?

-Henry dice: ¿Me psicoanalizas¿

-Rosa dice: Ni de coña, tío, yo con los loqueros y quemacocos no quiero nada, es más, deberían aplicarles electro-shocks en el culo a todos esos atorrantes, pero es que tú pareces salido de una vieja y mala película española, en blanco y negro, de la época franquista, falangista, jurásica, cara al sol y toda esa puta mierda ¡!

-Henry dice: Gracias.

-Rosa dice: No, es en serio. Me recuerdas a una compañerita de clases mía, en el colegio de monjas, que vivía culpándose de todo y rezando y pidiendo perdón a no sé cuál dios y un mal día se suicidó. Parece que tú hubieras salido de esa misma mala historia. ¿Tus argumentos no son así, verdad que no?

-Henry dice: No, qué va.

-Rosa dice: ¿No son tan felices?

-Henry dice: No tanto.

-Rosa dice: ¿Qué haces? ¿odias a tus personajes: los enfermas, haces que sufran, los arruinas y los matas en soledad absoluta, ahogados en su propia amargura, impotencia y resentimientos?

-Henry dice: Primer mandamiento de las telenovelas: haz sufrir a tus personajes como a ti mismo.

-Rosa dice: Ya veo. ¿Sabes como tendrías mucho éxito masivo, editorial, comercial?

-Henry dice: Dímelo, ilumíname, Rosa, faro de Alejandría.

-Rosa dice: Publicando esos mandamientos tuyos, esas pesadísimas tablas de la ley para escribir telenovelas, pero sobretodo para usuarios de internet.

-Henry dice: ¿No crees que arruinaría a la internet?

-Rosa dice: Por lo menos le quitarías la diversión. Desde luego, yo nunca más me metería en esa red de aburrimiento y culpas.

-Henry dice: Soy, como tú dices sin conocer mi obra, un dios menor que odia a sus criaturas, que odia su creación., pero con infinita ternura.

-Rosa dice: Tú eres quien lo dices. Y por eso, ese dios mierdoso y miedoso, cagado y cargado de miedo por lo espléndido y autónomo e independiente de sus “creaturas”, les manda el diluvio y los aniquila, salvo a su buen salvaje favorito, el esquirol de Noé, ¿no?

-Henry dice: Te amo, Rosa. Me seduce tu inteligencia implacable. Brindo por eso.

-Rosa dice: Yo no, Henry (ni te amo ni brindo por eso), ¿ya estás ebrio con apenas una cerveza?

-Henry dice: Me cambié a ron.

-Rosa dice: Ah, ya. Y cuántos llevas?

-Henry dice: Dos. Secos. Generosísimos. El mejor añejo del mundo y olvídate de la mierda de ron cubano, portorriqueño o dominicanoooooooooooooooo.

-Rosa dice: Cacique o Pampero?

-Henry dice: Ni de vaina, Rosa, cuando te visite te llevo un 1796 y un Rhumorange, que es un licor de ron añejo con esencia de naranja.

-Rosa dice: Gracias, pero no es muy dulce?

-Henry dice: Este efluvio es como tú, de alto contenido etílico y dulzor controlado.

-Rosa dice: Henry, que siento que he sido muy fuerte contigo, pero no soporto la culpa, esa puta manía de la civilización occidental y que tú me has contagiado

-Henry dice: Tú eres budista?

-Rosa dice: Yo soy Rosista, gallega y putana, joder, y del Real Madrid !

-Henry dice: Mira que te van a botar de tu pueblo, gallega arrepentida y, además, te van a excomulgar.

-Rosa dice: Respóndeme en serio, tú estudiaste en un colegio religioso?

-Henry dice: ¿Qué comes que adivinas?

-Rosa dice: ¿Eso es otra expresión venezolana?

-Henry dice: Vernácula. Localista. Criolla. Y sí, yo pecador confieso que estudié en un colegio parroquial regido por unas monjorras uniformadas de blanco y negro que parecían pingüinos perdidos en el trópico.

-Rosa dice: Ah, ya.

-Henry dice: Y tú lo dices por experiencia, no?

-Rosa dice: Ya te lo dije, genio. Y no intentes librarte de explicarme lo de la culpa, respondiéndome con preguntas, táctica dilatoria que utilizan mis ancestros, los judíos sefardíes, o judíos marranos, convertidos al catolicismo para no ser expulsados de la península ibérica, hace ya un cojonal de años.

-Henry dice: Gracias por la lección de historia, profe. Y te respondo que lo que a mí me pasa es que después de chatear con la gente, usando mis personalidades ficticias, me siento culpable de haberlos engañado, utilizado, estafado. El otro día terminé una relación gratísima con Diana, una chica costarricense, así, de golpe y coñazo, para poder utilizar las argumentaciones en un diálogo que debía entregar una hora después en la televisora. Y lo peor fue que me lo rechazaron.

-Rosa dice: ¿Y la chica?

-Henry dice: Qué sé yo. Yo, como siempre, me desvanecí en el éter webeniano. Con usar otra conexión de messenger tengo. Y hacer cosas como esa, Rosa, logran decepcionarme de mí mismo. Una sensación que no le recomiendo a nadie. Como la desazón que siento después de masturbarme y eyacular entre mis manos.

-Rosa dice: Vale, no es tan grave. Ya la costarricense estará chateando con alguien más.

-Henry dice: Claro que nadie tan complejo, encantador ni interesante.

-Rosa dice: Por supuesto. Y tú la extrañas.

-Henry dice: Chateando contigo no. De verdad que a ti no te pasa?

-Rosa dice: ¿qué? Lo de sentirme mal después de masturbarme? Qué va, tío, si yo me hago unas pajas divinas!

-Henry dice: No, perversa, no lo de la digitalización del clítoris, sino lo de la culpa.

-Rosa dice: ¿Digitalización, dices? ¡Qué fino me salió el niño que se pajea! Para tu información (pero para tu imaginación sobretodo), yo me masturbo con una pequeña colección de “dildos”, vibradores o consoladores (como tú prefieras llamarlos, mi tesorito caribeño, mi pozo petrolero que derrama crudo en sus manos). Vamos a ver, Henry, tus preguntas desatan mi afición pedagógica y, si me pudieras ver ahora, gesticulo y todo, dibujando circunloquios en el aire. Para mí la red es un juego y nada más. Una ventana, también, para encontrar información muy concreta en los buscadores, pero que nunca ni jamás podrá suplantar a los libros. A mí me encanta sentir pasar las páginas en mis manos y tocar la tipografía, casi como si fuera braile, mancharme los dedos de tinta, oler el papel. Igual me pasa con la prensa. ¿Acaso tú crees que yo pueda suplantar la edición dominical de El País, por ejemplo? Entonces, la red es para mí, como te decía, un tablero de juego, una herramienta de distracción y, sí, también, un medio de comunicación con las dos o tres amistades que viven lejos. Hoy, lo admito sinceramente, es la primera vez que me encuentro con alguien interesante y que me ha motivado a decir unas cuantas verdades y dar mis señas de identidad. En verdad, en verdad te digo que no albergo ningún remordimiento ni sentimiento de culpa por “jugar” con otras personas que fingen igual que yo, pretendiendo ser quienes no son, mediante disfraces temporales e imaginarios. Es más, me parece de lo más saludable y natural. Es una catarsis.

-Henry dice: O sea que internet es como ir al psiquiatra, pero sin sofá?

-Rosa dice: Y dale con tus lavacerebros, ¿te gusta que te hurgen por dentro? ¡búscate una puta, quieres? Y mi respuesta es que sí, ¿Por qué no? La red es una terapia abierta y gratuita a todo el mundo (sin nadie que te ordene o lidere) y una tabla de salvación, un salvavidas, un flotador para gente que, en algún momento, se siente sola y necesita hablar, escribir, expresarse, comunicarse, ser escuchada o conversar tonterías con otro ser humano en cualquier rincón del planeta. Además, no tienes que preocuparte por cómo luces en ese momento, puedes estar desnuda o vestida como una loca o con ropa vieja, pasada de moda, ajada. Total, nadie te ve y nadie te juzga. Es un ejercicio puro de comunicación extrema y radical. Y como nadie te escucha, puedes bostezar o tener una voz horrible o no tener, de hecho, ninguna voz. Puedes ser muda o sordomuda o no tener cuerdas vocales o no saber articular palabras y, sin embargo, te puedes comunicar. Porque siempre, siempre, siempre (créeme, te lo digo por experiencia propia y aquí me sigo desnudando ante ti), siempre encontrarás a alguien con quien chatear, a cualquier hora del día o de la noche, bruto o medianamente inteligente, amable o siniestro, pero será alguien que, como tú, o está aburrido o está jugando o se siente solo, sí, solo en el mundo ancho y ajeno, y se conecta con la esperanza y la necesidad de expresar que existe, que es, que está y que tiene una voz, una escritura, una sintaxis, una existencia, una individualidad, aún cuando pretenda ser otra persona, en otro tiempo y espacio, en otra piel, viviendo la vida del otro que se desea ser. Y lo mejor de todo, Henry, es que la escritura lo aguanta todo y puedes ser simpático, encantador, amable y cordial sin mayor esfuerzo que tu intelecto y tu personalidad, sin forzarte a sonreir ni tener que cuidar tu gestualidad ni tu expresión facial, con todos esos músculos trabajando para que no te delaten las cejas enarcadas, el aleteo involuntario de la nariz o las comisuras caídas de los labios.

-Henry dice: Y todo el mundo internetea buscando lo mismo que tú y que yo?

-Rosa dice: Nadie busca ni encuentra lo mismo que tú ni que yo. De hecho, creo que tú y yo buscamos cosas distintas, aunque semejantes, y encontramos destinatarios diferentes quienes, a su vez, son espejos nuestros.

-Henry dice: El espejo mágico de la bruja malvada de blancanieves?

-Rosa dice: No te evadas, Torquemada.

-Henry dice: Disculpa, es un mecanismo de defensa acrecentado por el séptimo shot de ron. A tu salud, Rosa, pero es que me arrancas las costras de viejas heridas que creía curadas y veo que no.

-Rosa dice: Salud, Henry, brindo con mi tercer vermucito. Mientras más rápido escribo, bebo más lento. Y fumo, sola, contigo, en mi habitación. Ah, y sana, sana, culito de rana, ¿de cuáles viejas heridas me hablas?

-Henry dice: Del divorcio, de no poder ver todos los días a mi hija, de darme cuenta ahora, lo útil que me hubiera sido que, entonces, hubiese existido internet, para encontrarte a ti o a alguien que me escuchara, que me acariciara, virtualmente claro, a través del monitor de la computadora.

-Rosa dice: Exorcizamos tus demonios, pues! ¿Fumas?

-Henry dice: No, gracias, ya me dejé de eso, aunque no me vendría nada mal, ahora, unas cuantas bocanadas de Gitanes, en su elegante cajetilla azul, con dos colores más, blanco y negro.

-Rosa dice: Por dios, pero si es lo que yo fumo. Gitanes, sin filtro.

-Henry dice: Paso y gano! Los míos eran con filtro. Mira que aquí la costumbre es de tabaco rubio y cuando alguien enciende un cigarrillo de tabaco negro la gente alrededor te mira como si te fumaras un habano. Ustedes en Spain fuman a lo bestia.

-Rosa dice: Gallegos al fin!

-Henry dice: Brutos como ustedes solos, como nuestros gochos y como tus vecinos los belgas.

-Rosa dice: Prejuicioso subdesarrollado.

-Henry dice: Tercermundista y a mucha honra.

-Rosa dice: Lo de Diana era en serio?

-Henry dice: Me lees como a un libro abierto. Siento que me he vuelto demasiado obvio. Lo de Diana era un escarceo en serio, una relación a distancia, honesta, que podía prosperar, con horas y horas de tiempo invertido en mails y chateos.

-Rosa dice: Pero, tienes en este momento alguna pareja “real” ?

-Henry dice: No virtual quieres decir?

-Rosa dice: Pues sí.

-Henry dice: Pues no. Tengo una amiga con derecho, como decimos aquí en Venezuela. Quiero decir que es una buena amiga con quien comparto casi los mismos intereses (lecturas, cine, tragos, playa, béisbol) y, encima, tenemos buen sexo. Ella duerme un par de noches a la semana en mi casa y yo, siempre, evito quedarme en la de ella.

-Rosa dice: Me suena bien a mí, Henry, como una relación ideal. Y hasta me pongo celosa, de ella y de ti. De ambos. Porque déjame decirte que siento un “ambos” más intenso que con Manu, mi ligue actual, por ejemplo, un tío con el que follo, pero con el que nunca me despierto. Una sonrisa fácil y una buena cama con la que no comparto más que las tapas y el tabaco y los vermús. Ah, y el fútbol. Pero no más. Por eso, web-friend, yo sí sé que busco en la red, y en los libros, el cine, el teatro, los amigos: algo más. Y no sé exactamente qué, pero sí sé que es “algo” y sí sé que es “más”. Así que me conecto a internet, como tú le dices, a ver hasta donde me lleva, hasta quien me acerca, sin juzgar. Sin planear quién voy a ser hoy y a qué voy a jugar. Hoy, casualmente, te encontré a ti. ¿Nos volveremos a encontrar? Hoy, contigo, he sido más yo que nunca. Hoy tú has develado a la más genuina “Rosa” a quien no encontraba desde hace muchísimo tiempo. Y eso, para mí, es “algo” y es “mucho” y es “más”. Así que gracias, mi sudaca intenso. Ahora, te vuelvo a preguntar: para ti, esa relación que sostienes no te llena, no te satisface, no te resulta, tal y como yo te percibo a ti y a tus expectativas, “ideal”?

-Henry dice: Uff, Rosa, perdona la pausa, la pantalla titilando en blanco como una agresión a los ojos, este silencio que se desespera y alarga, pero...me tocas y no sabes de qué manera. Tratando de responder tu pregunta, yo siento que ella (de alguna forma parecida a ti) quiere, espera, necesita “más”. No me lo dice, pero la inquietud está ahí. Y yo, después de mi divorcio, no quiero compromisos ni responsabilidades ni nada ni nadie que me ate, salvo mi hija, que es mi única prioridad en la vida y mi cable a tierra. Por lo demás, Rosa, no me tomo nada en serio. Vivir levemente, evitando el dolor, pasándola bien en la medida de lo posible, paseando y ocupándome de mi perro, escribiendo mis libros eternamente inéditos, participando en todo concurso literario del que me entere y webeando, pero sin tener claro, hasta ahora, por qué lo hago. ¿Interneteo por jugar, por escapar, por soledad, buscando qué, a quién, buscándome, encontrándote? ¿yo mismo me creo lo de mi excusa de nutrirme de los internautas para mis escritos televisivos y por qué no para mis narraciones inconclusas?. Ya, a estas alturas, me pregunto también si tú existes y estás allí, en España o en Timbuctú, y si eres efectivamente una mujer, un ángel, un demonio, un enano, la inteligencia autónoma de una computadora arrechísima que se comunica por sí sola e intercepta chat-rooms. ¿existes, estás ahí, te llamas Rosa, tienes treinta y tantos años, eres soltera, miope, nos tomaremos unos tragos juntos, frente a frente, algún día, en Florencia, replicando el itinerario de mi admirado Hannibal Lecter en esa ciudad que es, por sí misma un museo extramuros preservado en el tiempo? Y ¿por qué si tengo a Gloria, esta relación “ideal” en mi vida, por qué persiste, entonces, siempre, esa vaga pero omnipresente sensación, inquietud, angustia, agonía, ese estribillo que se despierta con el ron y me canta desde adentro, con la voz inconfundible de Mick Jagger a capella: “you can’t always get what you want, you can’t always get what you want, you can’t always get what you want, but if you try so hard (y aquí explota la percusión, con la banda completa de los Stones haciendo coro, y jamás he podido entender ni reproducir la letra). Luego, tras un silencio imperceptible, vuelve el bocazas de Jagger y me susurra directo al oído, con sus labios pegados al pabellón de mi oreja derecha: “I can’t get no” (♫ punteos de guitarra ♫) satisfaction” (♫ punteos de guitarra ♫) “I can’t get no” (♫ punteos de guitarra ♫) “satisfaction” (♫ punteos de guitarra ♫)

11 comentarios:

Jesus Torrivilla dijo...

Estimado JML: Leí el capítulo completo y, debo decirlo, me gustó bastante. Podría fácilmente enamorarme de Rosa y creo fervientemente que internet es la tierra prometida de la ficción, donde todos podemos hartarnos libremente con las manzanas lúbricas que penden de la web maldita.

Un abrazo.

©Javier Miranda-Luque dijo...

Capo: gracias por tu lectura y comentario. Más todavía cuando me consta que leer en pantalla es un coñazo visual, pero —aun así— aquí está colgada esta ficción, a la confortable distancia de un golpe de ratón.

Anónimo dijo...

Javier, muy creativo e ingenioso recurso literario (disculpa si uso el término equivocadamente) el de publicar en la red esta novela cuya trama se desenreda en la internet. Yo también leí el capítulo entero y te confieso que la vista me titila y la cabeza me late. Me lo voy a tomar con más calma para el próximo capítulo.

Saludos, me voy a tomar un par de aspirinas.

Jesús Torrealba
http://jesustorrealba.blogia.com

©Javier Miranda-Luque dijo...

Jesús: reconozco que este primer capítulo es algo extenso y, de hecho, es el más largo de todos.

Ya comprobarás que los siguientes capítulos se dosifican en su extensión y te encontrarás con algunos brevísimos.

El futuro cercano del libro es digital: en formato e-book o se "postea" en la web. Y lo digo yo que publico en ambas plataformas, con media docena de libros editados a la usanza gutenbergiana y ahora mismo me encuentro publicando esta cibernovela, amén de otros blogs.

Ya nos iremos habituando a leer literatura en este ciberformato, de la misma forma que consumimos la prensa digital.

Es un mundo sin tinta, salvo para degustar algún entrañable calamar.

Anónimo dijo...

e terminado de leer este capitulo y creo que es la internet el maldito compañero que siempre quisieramos tener para poder expresar todo sentimiento escondido. creeo que sera inebitable terminar de leer los siguientes.
chao muchos saludos.
friney de chile.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que me acerco a un ciberlibro. Acabo de leer el capítulo 1 y aparte de que me ha gustado la frecura del lenguaje utilizado y el diálogo chispeante, he experimentado un curioso fenómeno: Los al principio molestos: Henri dice:, Rosa dice:, se hacen totalmente invisibles al final y el diálogo se lee con total fluidez.
En cuanto disponga de un rato liblre seguiré leyendo tu cibernovela, Javier.
Por ahora, enhorabuena!

jedo dijo...

Me gusta leer,soy internauta y profesor.Me siento identificado por estos personajes.
Me parece interesante usar el formato del chat, de hecho atrapa, aunque a veces casi al final del capítulo el divagar de los personajes hace que el ritmo se torne lento.
Seguiré leyéndola y la recomendaré a mis alumnos(as) y amigos(as).

©Javier Miranda-Luque dijo...

Jedo: este capítulo inicial es el mas extenso. Ya verás como el ritmo y la brevedad se van alternando.

Anónimo dijo...

C:\Documents and Settings\l\Mis documentos\Mis historiales de conversación: son fuente de tantas horas de lectura, las que limpio religiosamente mes a mes y llevan cuenta de cuantas ciber-horas he pasado webbeando. Me gusta el recurso de los hipervinculos, porque me permite perderme en la maraña de significantes de quien escribe, una suerte de sinapsis entre las neuronas del webbero. Sin embargo, la pregunta de ¿por qué? permanece aún sin responder, y lo que es más, ¿a dónde iban a parar todas esas mismas horas de diarrea intelectual antes de la web? Fuimos criados pre-celulares y pre-web, ¿será que la vida real antes era más real?
¿A qué hueles Rosa?

Anónimo dijo...

Uuufff!! Finalicé el primer capítulo. Aunque Rosa es un poco soez... mantiene con Henry un diálogo inteligente e incitante a continuar leyendo.
Jesús: Mañana le sigo con otro capítulo y en cuanto finalice todos te contaré cómo me pareció.

andresvicuña dijo...

yo sé que existe la ficción y la crónica o el documental o el texto testimonio, pero me gusta, y ya lo hago por inercia, perder los conceptos y los límites y asumirlo todo en absoluto como único y cierto. Esta novela no es para mi una novela sino el espacio para interactuar con dos personas que chatean diariamente llamadas rosa y henry.

©MALDITA WEB

Internet se ha convertido en la vanguardia más salvaje de interacción humana. Y es que el ciberespacio genera una nueva forma de estar juntos, burlando todas las fronteras de sexo, edad, profesión y ubicación geográfica. ¿Ficción, autoengaño, juego de roles, suplantación de personalidad? En su propia modalidad, la red entreteje su maraña en torno a la soledad y pasiones del individuo seducido por una tecnología que se instaló entre nosotros para quedarse. Con su cuerpo de múltiples opciones, personalizadas según las preferencias de cada usuario, ©MALDITA WEB prodiga placer digital, orgiástico, anónimo e instantáneo. “¿Dios existe en red?”, se pregunta uno de los personajes de esta cibernovela que se asoma con impudicia a los e-mails y salones de chateo, desnudando a los internautas. No en vano, la web es el escenario donde se viene escribiendo este jardín de las delicias obscenamente contemporáneo.